26, octubre, 2015
Se extiende la preocupación en la industria láctea por la demora en la concreción de las exportaciones a Venezuela que el presidente Tabaré Vázquez acordó con su colega Nicolás Maduro. Los gerentes de tres empresas del sector, Calcar (Carmelo), Pili (Paysandú) y Claldy (Young), se reunieron ayer con el prosecretario de la Presidencia de la República, Juan Andrés Roballo para plantearle su preocupación.
Roballo confirmó a El País la reunión, señaló que se trató de “un análisis” del panorama planteado y no quiso hacer mayores comentarios. Uno de los ejecutivos que participó en el encuentro confesó cierto desánimo por la situación planteada.
Por otro lado, representantes de los sindicatos de las tres empresas mencionadas y de Conaprole pidieron una reunión que se realizará la próxima semana con el embajador venezolano, Julio Chirino. La reunión fue pactada ayer con un funcionario de la embajada, confirmó a El País el dirigente del sindicato de la industria láctea, Heber Figuerola.
Maduro y Vázquez acordaron que con el dinero que Ancap pagó a Petróleos de Venezuela por sus importaciones de crudo con una importante quita se conformaría un fideicomiso en las oficinas del Banco Bandes en Montevideo, del que cobrarían las empresas exportadoras que enviarían al país caribeño leche en polvo, quesos, soja, arroz y pollo. Pese a que el dinero (US$267 millones) debería depositarse en Bandes Montevideo, el hecho es que los fondos salieron hacia una institución bancaria en el extranjero y todavía no ha regresado. Esto sorprendió, al menos, a una de las empresas.
Calcar, Pily y Claldy iban a exportar 4.000 toneladas de queso a Venezuela cada una, supuestamente a partir de este mes, pero no han podido comenzar a hacerlo debido a que no han firmado los contratos correspondientes con Corporvex (el organismo venezolano importador) y a que el fideicomiso no tiene dinero. La situación es compleja porque las empresas tienen prácticamente ocho meses de producción en stock esperando a que se concreten las exportaciones. Al menos en el caso de Claldy, tienen sus cámaras completas y está teniendo que alquilar espacio para depositar sus quesos a empresas de Montevideo y Canelones, lo que le genera costos extras que espera compensar con los precios favorables si finalmente se concreta la exportación.
Venezuela quería que los alimentos llegaran antes de las elecciones para paliar el importante desabastecimiento que atraviesa el país. Parece ya muy difícil porque los barcos que llevarían la mercadería demoran unos veinte días en llegar a Venezuela y es limitada la cantidad de contenedores que cada empresa puede embarcar por semana.
Figuerola dijo “reconocemos que hay dificultades de implementación pero hay un compromiso que sabemos que se va a concretar”. Advirtió que el sindicato no permitirá que la situación afecte a los trabajadores.
Este ha sido un año traumático para la industria láctea. Cerró Ecolat que tenía 430 trabajadores y también lo hizo Schreiber Foods con 170 empleados. En las tres empresas queseras trabajan unas 1.000 personas. En Conaprole lo hacen unas 1.800.
El ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, había dicho que el acuerdo con Venezuela salvaba 6.000 empleos.
Fuente: www.elpais.com.uy Tomado de http://lecherialatina.com/noticias/crece-la-impaciencia-en-las-empresas-64574/